Hay un relato corto extraordinario de Herman Melville llamado “El Vendedor de Pararrayos”. Cuenta como precisamente en un día de tormenta y relámpagos un hombre llega a la casa de otro con la intención de venderle uno de esos instrumentos y es recibido cargado de ironía y buen tino por el dueño de la vivienda que lo despacha sin comprarle el inútil aparato por considerarlo un despropósito para sus circunstancias.
Melville murió en 1891. Reconoce en su escrito tácticas de consumo de siempre, perfeccionadas en el tiempo, que haciendo uso del recurso del miedo o de promesas irrealizables, ofrecen cualquier cantidad de baratijas y objetos inútiles para atrapar incautos y hacer ganancia. Consumo sin sentido.
Hay una serie de documentales de la BBC...