Conocí los textos de Pablo d’Ors en un viaje de estudio, me los presentó una amiga española, devoré algunos de sus libros. Ayer un amigo me envió el enlace a una de sus charlas recientes que está en YouTube. Dice d’Ors que “sometemos el ocio a la misma lógica que sometemos el trabajo”, para no hacerlo deberíamos aprender a contemplar, a no hacer nada.
“La quietud es el silencio del cuerpo. Como la mente debe silenciarse, también el cuerpo debe hacerlo”, la riqueza que habita en el ocio es infinita y creo que en la atención plena que le dispensamos y en la participación “activa” que hacemos de él está el espacio en el que logramos realizarnos. Muchas veces al ocio lo habita el silencio y la quietud, es ahí donde vale detenerse y contemplar para entrar en comunión con uno. Quizás por eso disfruto las salas oscuras de los teatros, los libros y las exposiciones porque son como los planos largos, como la vida, plenos de luces y sombras, de lo bello y lo siniestro.
En la creación habita el placer, es el pensamiento artístico (no confundir con el saber pintar o apreciar una obra) el que facilita la creación. El creativo se despoja de imágenes íntimas que nos regala, al hacerlas públicas los espectadores nos apropiamos de ellas y las resignificamos.
Esta semana varios proyectos me recordaron el poder de la contemplación. En El Retiro está Casa Enso, un emprendimiento cultural que suma magia a ese municipio. Índigo es una muestra que explora las bondades y la alquimia de un pigmento extraído del añil, Olga Vieira y Juliana Correa con almas de hilo, cosen, descosen, tiñen, reservan, dibujan, pintan y sellan de azul el universo que las circunda, índigo refugio y silencio, azul agua, todo.
Visceral se llama la exposición de Luz Ángela Lizarazo en la Galeria Lokkus, el encierro nos permitió contemplar más a fondo nuestro interior y que afloraran los temores que nos habitan, exponer las entrañas hechas de vidrio en una mesa es construir metáforas sobre el cuerpo como residencia y territorio de múltiples violencias. Las bestias internas, los animales poderosos y la naturaleza dialogan de manera poética con cada uno de los múltiples cuerpos/identidades que adopta la artista.
Dice Pablo Licona, creador que expone en la Galería Policroma, que “el cuerpo del artista queda agotado después de crear lo flojo, pero el espectador encuentra vigor, alegría y fortaleza”. Esto está muy flojo es el título de su muestra que hace una irónica reflexión sobre lo que esconde la educación y subyace en las entrañas de las piñatas que reventamos en las fiestas. Confetis para un país que no se lee y todo celebra.
Juan Santiago Uribe hace collages que expone en Búnker, un espacio artístico autogestionado. Él se apropia de imágenes de orígenes diversos que corta, pega y ensambla y que sumadas construyen relatos coloridos que insinúan historias nuevas según quien las observe.
”Contemplar es asistir al milagro de la creación permanente”, dice d’Ors y añade “para disfrutar hay que crear, si se está atento y se participa de cada segundo, se es consciente y se obtiene la plenitud”