<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
x
language COL arrow_drop_down

Crisis de identidad

Sí, es incoherente, inconsistente y confuso ver a los partidos defensores de la institucionalidad, acompañar al reformismo desbordado del gobierno del cambio.

23 de mayo de 2023
bookmark
  • Crisis de identidad

Por Federico Hoyos Salazar - contacto@federicohoyos.com

Conservadores que abandonan el espíritu de conservar los sistemas y políticas que funcionan en el país y dejan a un lado el gradualismo que caracteriza su identidad. Liberales que renuncian a su legado de la apertura económica que ha transformado y vigorizado la economía nacional, para sumarse al espíritu proteccionista e intervencionista del poder de turno. Verdes que además de una bandera ambiental, son ambiguos e indecisos en las demás materias. Otro partido, de una sola letra que recoge un poco de aquí y un poco de allá, dependiendo de la dirección hacia donde sople el viento del poder. Y un abanico de pequeños partidos que más allá de representar minorías, son entidades grises sin brújula política.

Los partidos políticos deben ser instituciones con normas claras y un ideario preciso con quienes sus votantes se puedan identificar. Lo anterior los debe hacer predecibles en sus comunicaciones, decisiones, avales y votaciones en las corporaciones públicas. Todo lo contrario, a lo que está pasando en Colombia con la mayoría de los partidos en el Congreso de la República, excluyendo al Centro Democrático y Cambio Radical, que han sido coherentes con lo que sus votantes esperan de ellos.

De manera consistente, los partidos obtienen el último lugar en favorabilidad de las instituciones públicas en Colombia, de acuerdo con las encuestas de opinión. Ese resultado poco honroso, pareciera no hacer mella ni generar autocrítica alguna en estas colectividades cuyo papel es el de representar las visiones e intereses de los ciudadanos en los espacios donde se toman las decisiones públicas que definen el futuro de la sociedad. Su persistencia en conservar prácticas y liderazgos que son rechazados de manera continua por las personas, constituyen una actitud desafiante y de indiferencia ante el sentimiento público que de manera acelerada afecta la credibilidad en la democracia y abre la puerta a populismos de todos los extremos.

Las imágenes de los líderes de estas colectividades protestando públicamente ante las pretensiones reformistas del gobierno, para luego votar favorablemente sus proyectos en las comisiones del legislativo, constituyen una pantomima que insulta la inteligencia y confianza de quienes depositaron sus votos por ellos.

Sí, es incoherente, inconsistente y confuso ver a los partidos defensores de la institucionalidad, acompañar al reformismo desbordado del gobierno del cambio. Es molesto, además, observar cómo se emplean términos como “declararse en independencia” para continuar una negociación política que se da por fuera del escenario público. No obstante, lo más grave es el daño que imprime en la confianza de los ciudadanos en el ejercicio político y en la credibilidad de las instituciones, que abre un boquete para que mesianismos con posturas radicales alcancen el poder.

Sólo queda esperar y hacer un llamado a los líderes de estas colectividades y a sus integrantes en el Congreso, para que recuerden las razones por las cuales se inscribieron en estas organizaciones, por los ideales que en algún momento de la vida los movilizaron y por la confianza de cientos de miles de colombianos que observan pasmados cómo sus votaciones contradicen las ideas más básicas por las que fueron elegidos. Un recordatorio con algo de vigor no sobra en estos momentos de incertidumbre.

Sigue leyendo

Te puede Interesar

Regístrate al newsletter