Hace unos días conocí una persona que ya no recibe llamadas. Ni siquiera las de cumpleaños. Solo le contesta el teléfono a la esposa o los amigos si necesita encontrarse con ellos a la entrada de un lugar. Se comunica por mensajes de texto, notas de voz o chats de Whatsapp. ¿La razón? No quiere que lo interrumpan “ni tener que lidiar con sentimientos, preguntas o reacciones ajenas”. Como él ya hay muchos. La comunicación humana ha cambiado desde que se enviaron los primeros mensajes a través del llamado “telex” en 1933 y de forma más concreta con la masificación de whatsapp desde 1999.
Las ideas se reducen a abreviaciones, notas de voz que no admiten interrogantes y el amor ya es una carita lanzando un corazón. A propósito del tema, el diario...