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Hablemos inglés

Más que un código por descifrar, se trata de un universo por descubrir, un museo vivo que registra la historia de una cultura y su camino por los siglos.

21 de abril de 2024
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  • Hablemos inglés
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Por David Escobar Arango* - david.escobar@comfama.com.co

Querido Gabriel,

“Juan Diego, ¿por qué nunca aprendiste inglés?”, le pregunté a un admirado líder social y empresarial de Medellín. Me miró de reojo y se rió: “Te vas a burlar”. “Dale, dime tranquilo”, dije. “Por motivos ideológicos. En mi juventud no quería aprender el idioma del imperio. Ahora me arrepiento...”, respondió.

Por el contrario, mi papá, un tipo práctico, al elegir un colegio bilingüe, nos dijo: “Es el regalo más grande que les vamos a dar en la vida”. Hoy en día, aún con las equivocaciones del aprendiz eterno, me siento orgulloso y feliz de escribir, leer, hablar y entender libros, conferencias, películas y reuniones en ese idioma. El inglés transforma mentalidades, desarrolla la inteligencia, abre puertas, permite amistades y amores y, sobre todo, conecta nuevos mundos.

En estos días, aparecieron en la conversación local en las redes sociales expresiones como: “Me niego a hablar inglés”. “¿Por qué tenemos que rendirles pleitesía a los turistas? Deberían aprender español si quieren venir”. Es cierto que el flujo de visitantes tiene infinitos desafíos y que, incluso, hay algunos asuntos graves de índole social que necesitan intervención de las autoridades. Sin embargo, ¿conversamos con más calma de este tema de la nueva internacionalización de Medellín y del aprendizaje del inglés?

Con los visitantes podemos ser amables sin caer en la lambonería o la condescendencia. Reconozcámoslos como iguales que deben cumplir la ley, pero, igualmente, merecen respeto y hospitalidad mientras aportan valor a nuestra economía y nuestra cultura.

Evitemos, también, emprenderla contra un proceso tan hermoso y necesario como el de comunicarnos en una nueva lengua. En el aprendizaje de otro idioma hay un valor infinito y multidimensional. Más que un código por descifrar, se trata de un universo por descubrir, un museo vivo que registra la historia de una cultura y su camino por los siglos.

Cuando aprendemos inglés, además, el idioma internacional por excelencia, ese valor es aún mayor, porque nos permite comunicarnos con casi 1.500 millones de personas en todo el planeta. Como si fuera poco, esta lengua en particular genera valor económico, en el comercio y el trabajo. Hablar inglés puede hasta doblar el salario de una persona, por ejemplo, en un centro de llamadas, en desarrollo de software o en turismo. Para el progreso profesional, muchas veces la diferencia en un ascenso proviene, precisamente, del nivel de inglés.

Los colombianos tenemos, de otro lado, un trauma que debemos sanar. Nos da vergüenza equivocarnos y hablar con acento. Pero tropezarnos es una señal de que estamos traspasando los límites de lo que sabemos y el acento es una bella marca de identidad cultural.

Hagamos una tertulia bilingüe sobre la posibilidad, la riqueza y el progreso que nos ofrece la bella lengua inglesa. Celebremos la alianza público-privada que se está tejiendo para acelerar la democratización y la aceleración del bilingüismo. Provoquemos, finalmente, la conversación, con estos versos de Keats, para que recordemos que siempre y, ante todo, con el aprendizaje, vienen el placer y la belleza: “A thing of beauty is a joy forever1. / Its loveliness increases; it will never / pass into nothingness...” (“Una cosa bella es una alegría para siempre...”. El sentido preciso del verso en inglés es, sin embargo, intraducible.).

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