En octubre pasado, en este mismo espacio, analizábamos la inevitable desbandada de áulicos de Donald Trump una vez este perdiera las elecciones y decíamos que valía la pena tener presente el nombre de todos aquellos que festejaron sus atrocidades, aún cuando, al ver el mundo arder, negaran que alguna vez hicieron parte de esa camarilla.
Tres meses después, con las consecuencias de su discurso de odio a la vista del mundo entero, con la imagen del Capitolio en Washington tomada por sus enloquecidos...