Hasta finales de los años 40, el río de este valle hermoso, corría serpenteante e inquieto como cualquier río, hasta que un día, las autoridades municipales de la época, decidieron acabar con ese río, quitándole las sinuosidades donde concretaba su equilibrio, para convertirlo en un canal abierto, con alineación recta. Sin río y con canal, se iniciaron los desaciertos de nuestros regentes, que han ido llevando a que esa “Medellín hermosa”, se convierta en la ciudad que hoy habitamos: poluida, inmóvil y bullosa.
Vinieron luego años de calma y de desarrollo civilizado de una ciudad digna, culta y respetuosa, la cual fue cambiando a inculta, irrespetuosa y ávida de riqueza, con el advenimiento de las culturas mafiosas.
Pocos de los edificios que...