Después de muchas promesas, ilusiones, maquinaciones, comercio de votos, testaferratos y artilugios de magia, pasó la borrasca de la contienda electoral. Para bien o para mal, elegimos a quienes, a partir de enero próximo, regirán el destino de nuestras comunidades desde los concejos, las asambleas, las JAL, las alcaldías y las gobernaciones. Con la omisión o el sufragio todos somos responsables de los gobernantes elegidos. Las comunidades, según el nivel de su formación ciudadana, tendrán entonces los líderes que se merecen. Llegamos hasta elegir a un prófugo de la justicia, por quien el Estado ofrecía una fortuna por la colaboración en su captura. Peras no se le pueden pedir al olmo.
Entre tantos nubarrones, en varias ciudades del país hubo...