A años luz de diciembre, los vendedores de ilusiones ya nos lo están anticipando. Asumen que diciembre es sinónimo de felicidad y que es el mes ideal para practicar las diversas formas de locha. De paso se desencartan de cachivaches inútiles.
No ha desfilado una sola bruja en la pasarela de octubre y ya están desapareciendo el décimo mes; nadie ha hablado pestes o bondades del descubrimiento de América; tampoco hemos visto la primera celulitis por cuenta del novembrino reinado de Cartagena, y las vitrinas están tuquias de chécheres.
El eterno Ariel Armel, el Chapulín Colorado de los indefensos consumidos consumidores, debe movilizar a sus sabuesos para que constaten la autenticidad de las gangas. Tal cual.
¿Cuál es el afán de anticiparnos a Guillermo...