Una gran consolación espiritual experimentamos al acercarnos a este Dios, que nos revela Jesús, con palabras y obras, en las lecturas, este domingo.
Dios al hacerse hombre en Jesús: se abaja, se mete, toca, se unta del dolor, el mal y la enfermedad. Llega hasta el fondo de la realidad humana. Su propósito: la salvación, por medio de la misericordia, ¡para todos! Sin ninguna clase de exclusión. Asume en sí mismo todas las consecuencias de su palabra y acción. Muy al contrario de su proceder, resulta nuestro modo de proceder, nuestra actuación humana que en última instancia suele ser la causa de las diversas y múltiples exclusiones, desigualdades e injusticias en el mundo.
Mientras al obrar, Dios se agacha, se abaja, se implica hasta el límite de...