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¿Diplomacia?
¡No, diplomaXia!

Tratar de entender el conflicto entre Palestina e Israel exige ante todo respeto por las víctimas, por un drama humano cíclico, que nos hace pensar quiénes somos realmente los seres humanos.

20 de octubre de 2023
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Por Juan Carlos Manrique - jcmanriq@gmail.com

El título de esta columna es literal de la caricatura de @milcaricaturas. De manera genial, como las buenas caricaturas, refleja una realidad profunda. La X es la nueva versión de Twitter.

Después de una semana cargada de noticias tristes, cuyo factor común ha sido los caudalosos ríos de sangre de seres humanos, que, en la lotería de la vida, estaban presentes en su calidad de víctimas y testigos de la exacerbación de la más alta violencia como método de comunicación y venganza.

Tratar de entender el conflicto entre Palestina e Israel, es adentrarse en un tema muy complejo. Exige ante todo respeto por las víctimas, por un drama humano cíclico, que nos hace pensar quiénes somos realmente los seres humanos. Exige que, por una única vez, antes de correr a opinar en las redes sociales, reflexionemos. Exige que omitamos igualmente así sea por una única vez, el ego de convencer desde nuestros paradigmas, incongruencias, ideologías, sesgos y miedos, simplificando todo, a través de 140 caracteres.

Tratar de entender la complejidad de este conflicto, implica poner en contexto muchas preguntas. ¿Es un conflicto religioso o territorial o político o es mucho más que eso? ¿Por qué es imposible el reconocimiento de dos naciones y dos Estados? ¿Qué pasó hace 10,000 años? ¿Qué pasó en el siglo VII? ¿Cómo se conecta este conflicto con el Imperio Romano, con el Reino de Judá, con el Imperio Otomano? ¿Qué papel ha jugado Gran Bretaña en esta historia? ¿Qué significan los conceptos de pueblo palestino, israelí, judío y árabe? ¿Cómo han interactuado cristianos, judíos y musulmanes? ¿Quién fue Theodor Herzl? ¿Qué es el sionismo? ¿Son todos los judíos sionistas? ¿Qué encontramos en los siglos XIX y XX sobre el antisemitismo? ¿Qué pasó en 1917? ¿Qué es la declaración Balfour? ¿Quién fue David Ben-Gurión? ¿Qué pasó en 1948 con la guerra árabe-israelí? ¿Qué significa Nakba? ¿Qué pasó en 1967 y la guerra de los seis días? ¿Qué son los asentamientos? ¿Qué es la OLP? ¿Qué son las intifadas? ¿Quiénes son Hamás, Fatah y la ANP? ¿Qué pasó en 1978 -Acuerdos de Camp David- y 1993 -acuerdos de Oslo-? ¿Hoy, cuál es el impacto del asesinato de Isaac Rabin? ¿Para qué sirven las resoluciones de las Naciones Unidas? ¿Qué pasó en el 2006 en las elecciones palestinas? ¿Cuál es la responsabilidad de la comunidad internacional? ¿Quiénes están interesados en que el conflicto se perpetúe?

Bueno y todavía quedan muchísimas más preguntas. Entonces, dentro de toda esta complejidad, una reflexión. ¿Debe el Estado colombiano, reemplazar la diplomacia por la diplomaXia y dividir con opiniones, juicios de valor o declaraciones erráticas? Esto no es propiamente un reality show. En muchos temas se puede aceptar la ligereza. Pero cuando hay víctimas, no. El signo de la violencia no son solo las bombas y los asesinatos. Son también las narrativas y las comparaciones.

En el fondo, está faltando una pregunta final. Desde la diplomacia y no la diplomaXia, ¿cómo debemos contribuir para frenar esta lucha fratricida y servir para que este inhumano conflicto sea superado? Y no solo este. El nuestro también. Y otros tantos.

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