A personas amigas que han solicitado mi opinión acerca de la situación del país en días recientes, les he respondido que estoy en desacuerdo con el grado de pesimismo que proyectan algunos analistas y las redes sociales. En el clima actual de polarización política, disentir de lo que amenaza en convertirse en la sabiduría convencional es de por sí un motivo de controversia que habrá de provocar la ira de los aficionados a lo que Alberto Lleras llamaba la profecía trágica. Antes de explicar las razones por las cuales discrepo de quienes pintan un cuadro económico y social catastrófico, hago explícitas las premisas desde las cuales formulo una visión alternativa:
• Le asigno importancia a transformaciones y tendencias de largo plazo que se pierden...