Usted terminaba una velada con Bernardo Hoyos fallecido hace 5 años y podía ser encarcelado por enriquecimiento lícito. El gentleman de Santa Rosa abría la boca y uno se lucraba con su talento.
Sus charlas eran “magistrales” a medias, porque no se las daba Bernardino, nombre de pila que redujo a Bernardo por razones eufónicas.
Fue maestro a sus espaldas. Torciéndole el pescuezo al cisne, digamos que hablaba como si el entendido fuera su interlocutor.
BH tenía el don de la palabra. En el principio y al final lo acompañó el verbo.
Su prosa en español y en inglés santarrosano rimaba con sus trajes impecables. Fue locutor de la BBC de Londres donde le servía la ropa de su frío terruño.
En la capital británica solía reunirse con colombianos para practicar...