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Cuando Newton vio caer la manzana del árbol se iluminó y fue eso lo que lo llevó a escribir la famosa Ley de la gravedad. En efecto, así contada, la Ley de la Gravitación Universal, habría surgido de esa casualidad que, posteriormente, revolucionó la historia de la física y de la humanidad. Pero lo que todos sabemos es que detrás de esta caída de la manzana, hay largas horas de trabajo y de observación del sabio inglés.
Egan Bernal acaba de revolucionar la historia del deporte nacional, con escasos 22 años, es el ganador del Tour de Francia. Y al estilo de Newton, la primera “casualidad” para que esta hazaña fuera posible ocurrió en mayo este año cuando la suerte quiso que se partiera la clavícula y tuviera que abandonar su aspiración de correr el Giro de Italia. De haber corrido el Giro seguramente no hubiera llegado en condiciones para la carrera más épica como lo es el Tour de Francia. La segunda “casualidad” se dio cuando luego de una caída Froome, el líder del equipo, debió declinar correr el Tour, despejando así el camino para el escarabajo criollo. Muchas casualidades pero sobre todo mucho trabajo y disciplina de parte de Egan hoy lo tienen celebrando el primer Tour para un latinoamericano. Ninguna casualidad es definitiva sino está respaldada por un trabajo serio. Egan, además de unas condiciones físicas excepcionales, de un soplo de la fortuna que lo impulsó en el momento adecuado, tenía para coronar su gesta un largo trabajo de años, de sacrificios y de disciplina que le permitieron aprovechar su momento que, sin duda, apenas comienza.
Siempre he creído que ni en materia de innovación, ni en el deporte, ni en la ciencia, algo se da por generación espontánea. Todo en la vida es resultado de un proceso. De una voluntad que igual debe forjarse paso a paso. Por eso hay que mirar siempre en perspectiva y equilibrar los juicios que se hacen muchas veces movidos más por la pasión que por la razón. Muchas enseñanzas nos deja, no solo la victoria de Egan, sino todo lo ocurrido con los colombianos en el Tour. Hace apenas una semana las redes explotaban contra con Nairo Quintana por sus malos resultados en el Tour. Para muchos era un fracasado, y en esas afirmaciones arrasaban, sin ton ni son, con la carrera más brillante de un ciclista colombiano hasta la fecha. Destruyendo a un grande por un momento. En las redes poco importaron la Vuelta a España y el Giro de Nairoman, o sus etapas ganadas, la insensatez de la inmediatez, que resaltan las redes, exigía culpables y quién mejor para sacrificar que el gran Nairo. Pero quería el destino que las cartas no estuvieran echadas. El pequeño Nairo, tenía aún reservada una sorpresa en sus piernas. Fue así como sin apenas levantarse del sillón, en la etapa 18, apunta de pedaleo duro y constante el colombiano se encargó de descontar minutos, sobrepasando a sus rivales, en Galibier, dejando de paso record en ese ascenso, y desvirtuando uno a uno, los gritos histéricos de sus detractores en las redes.
Con Egan, Nairo y Rigo, como la teoría de la gravedad, se comprobó de qué somos capaces los colombianos. Felicitaciones, gracias a sus pedaleos y disciplina, hoy sentimos orgullo de Nación .
