Las denominadas SAS, Sociedades Anónimas Simplificadas, están llegando a un punto verdaderamente crítico.
Se introdujeron en nuestra legislación en el afán de eliminar trámites, y la vedad se están prestando para toda clase de enredos que tienen en aprietos al gobierno y a los sistemas de seguridad jurídica.
Cuando se implantaron en Europa, se pensó en facilitar procesos para pequeñas empresas, de tal manera que al incipiente comerciante o industrial no le quedara difícil acceder a su modelo empresarial.
En nuestro caso se generalizó de tal manera, que hasta los grandes conglomerados económicos resolvieron convertirse en SAS, lo que les significa no ceñirse a una escritura pública con todos los procedimientos de seguridad jurídica que ello implica....