No es ningún secreto que el ruinoso ascenso de Donald Trump en las primarias presidenciales republicanas ha sido impulsado, en gran parte, por una vacía agenda de división religiosa e infusión de miedo.
Pero aunque sus provocaciones antimusulmanas justamente han atraído la mayor cantidad de indignación pública, Trump viene utilizando su púlpito de matoneo a lo largo de la temporada electoral para atacar a minorías religiosas de toda índole. Él utiliza esta táctica en la campaña electoral cuando conviene a sus metas políticas, y sus pullas religiosas y mensajes en clave con frecuencia son tan retros que parecen dichos por un Archie Bunker multimillonario.
En el Evangelio según Trump solo hay una fe americana normal, la Cristiandad Protestante...