En la guerra, el lenguaje sufre. A partir de su experiencia como ensayista y periodista en el conflicto palestino-israelí, David Grossman nos recuerda que “el lenguaje con el que los ciudadanos de un conflicto prolongado describen su situación, es tanto más superficial cuanto más prolongado es el conflicto” (Nueva York 2007a).
Grossman habla de su experiencia de “escribir en una zona de catástrofe”. Expone cómo, en su natal Israel, el lenguaje utilizado “gradualmente se va reduciendo a una secuencia de clichés y eslóganes”, creados por los entes oficiales que gestionan el conflicto e irradiados por los medios de comunicación al público (2007a).
Los medios de comunicación distorsionan aún más la representación de la guerra, al “ofrecer a su público...