Por Rubén Darío Barrientos G.
Tres ejemplos recientes nos llevan a exponer una tesis: el número de votos es diferente a la cauda política de un candidato. Francia Márquez obtuvo 777.907 votos en la consulta interpartidista de precandidatos presidenciales. El País de España habló del “fenómeno electoral colombiano”. Pues bien, hubo muchos votos “prestados” o “ajenos”, ya que no pocas personas afirmaron que votaron por ella para restarle fuerza a Petro. Entonces, es imposible tasar su número de adeptos.
Entretanto, Federico Gutiérrez alcanzó el 29 de mayo pasado (primera vuelta presidencial) 5.031.701 votos. ¿Son todos suyos? No lo son. Se presentó una conjunción de seguidores suyos y votantes “contra” Petro. El periódico El Comercio de Colorado tituló: “Fico Gutiérrez, fenómeno electoral colombiano”. Lo mismo de Francia: es imposible medir su cauda, dado que muchísimas personas dijeron que se votó “contra” Petro.
Y vamos con un tercer ejemplo: Rodolfo Hernández. Este obtuvo 10.580.412 votos en la liza presidencial de segunda vuelta. ¿Son todos suyos? La respuesta es negativa. Hay demasiados, tal vez la mayoría, que son votos “ajenos” o “prestados”. Fue el furor del voto “contra” Petro. La revista Semana habló del fenómeno Rodolfo Hernández.
Hoy: Francia, Fico y Rodolfo no saben cuántos votos fueron propios. Es un espejismo hablar de que la totalidad de votantes sea seguidora. Es la hipérbole de esos “fenómenos electorales”