Las redes sociales han mostrado un poder sin precedentes, un poder peligroso si se deja continuar sin reglamentación o control de los gobiernos democráticos del mundo. Un poder que puede acabar con la libertad de expresión, tal como sucede en los regímenes autoritarios, en los países comunistas, o con rezagos de esa doctrina.
Luego del ataque al Capitolio en Washington, efectuado, supuestamente, por grupos extremistas partidarios de Donald Trump el 6 de enero pasado, las redes decidieron, al unísono,...