La reciente visita a Colombia de la economista italiana, Mariana Mazzucatto, generó debate y conversación alrededor del papel del Estado en la economía y particularmente en la generación de innovación. Su visita fue notable debido a que el presidente Petro la ha citado en varias ocasiones desde la campaña hasta la posesión presidencial. Sin embargo, el interés que el gobierno ha mostrado por las ideas de esta economista heterodoxa no es compatible con sus mensajes ni propuestas de política pública, hasta ahora.
Si de verdad la actual administración quiere implementar la visión de Mazzucatto en cuanto a un cambio de rol del Estado, debe trabajar al menos en tres frentes: confianza y diálogo con el sector privado, adoptar una posición amigable frente a los emprendedores y fortalecer los vínculos con países donde hay presencia de empresas con altos niveles de innovación.
El libro El Estado emprendedor (2014) de Mazzucato, tiene por objeto cambiar la forma como se habla y se percibe al Estado. En él, la autora argumenta que contrario a la máquina pasiva y burocrática con la que tradicionalmente se asocia, este puede y debe ser un “catalizador de la nueva inversión privada” y a ser un “moldeador y creador de mercados”. En este texto, la economista usa el ejemplo del internet como un desarrollo que fue posible gracias a la capacidad de las agencias públicas norteamericanas, al igual que la creación de un mecanismo como el Gps, propio de la industria militar, que posteriormente ha sido incorporado en teléfonos inteligentes de uso cotidiano. El Estado, según lo plantea Mazzucato, tiene la capacidad económica para invertir a riesgo en la generación de innovaciones que solucionen grandes problemas públicos y así, contribuyan al desarrollo de la sociedad.
Lo anterior parece contradictorio con la actitud y posturas del gobierno nacional, y por lo tanto si estos planteamientos quieren ser llevados a la realidad, debe haber correcciones. Primero, la autora propone al Estado como un socio clave del sector privado, que esté dispuesto a trabajar con grupos de interés de “forma dinámica para conseguir crecimiento y cambio tecnológico”. Los artículos de la reforma tributaria que generan nuevos impuestos sobre los emprendimientos del país y en especial a aquellos con base tecnológica (aplicaciones), son algunos de estos grupos de interés con los cuales el sector público debería trabajar de la mano, pero que por el contrario el gobierno parece estar espantando.
Segundo, el gobierno debe generar mensajes de confianza y diálogo con el sector privado. La reciente descalificación de un vocero oficial hacia el presidente de la Andi envía señales preocupantes sobre a la autonomía en la crítica de los empresarios frente a las medidas del gobierno.
Finalmente, el manejo de las relaciones internacionales debería tener un tono diferente con países como Estados Unidos, que además de ser el socio político y comercial más importantes de Colombia, es un país con importantes inversiones de empresas que generan transferencia de conocimiento en materia de innovación y tecnología a nuestro país. Necesidad de crecimiento, fomento de la innovación y trabajo conjunto entre Estado y empresarios, fueron algunos de los mensajes de Mariana Mazzucato en Bogotá. Esperemos que su visita no quede en una anécdota y que sus ideas tengan efectos en la manera como el presidente está gobernando