“Qué pereza!” parece ser el lema de muchos jóvenes hoy con el que manifiestan la inconformidad o el desgano que sienten respecto a todo lo que tienen que hacer. Qué pereza levantarse, qué pereza acostarse, qué pereza salir, qué conversar... Parece ser una generación de adolescentes que lo que más expresan es su inconformidad.
Lo grave es que esta condición es un fenómeno más profundo que un mero estado de aburrimiento. Es una especie de apatía crónica, como si a muchos jóvenes les diera pereza vivir, existir o ser.... No parecen tener más ilusiones que las parrandas del fin de semana, más sueños que pasarla bien, ni más luchas que lograr que los adultos los dejen en paz. Se trata de algo más profundo, de una “pereza existencial”, de una vida...