La semana anterior tuvimos dos situaciones inéditas, por decir lo menos, que involucraron a altos dignatarios del sector público y paradójicamente, pero al mismo tiempo por fortuna, de naturaleza diferente. La primera, en cabeza del señor alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, quien asumió el liderazgo directo, comprometido emocional y técnicamente con la situación, viral en las redes sociales, ocasionada por el abusivo desbordamiento de las características y condiciones de un atraco ciudadano. A plena luz del día, a la vista de todos, en una vía principal y con una desfachatez cínica frente a las consecuencias. Como si culturalmente sintieran que no pasaría nada.
Más allá de lo que puedan opinar algunos sobre si sobraba una que otra comunicación...