Dice la leyenda Maya que el hombre salió de una ceiba, que su sangre era savia y que un día el Árbol Sagrado le despertaría y se posaría sobre sus ramas el pájaro del Espíritu. Mientras, el hombre vivía en armonía con los animales.
Un día el hombre se tapó la cara con las manos y comenzó a fantasear. Sus pensamientos se llenaron de tristeza y olvidó que procedía del Árbol Sagrado y de la Vía Láctea. Se sintió incompleto. Los pájaros podían cantar, los bosques ofrecer sus frutos, él en cambio estaba desbordado de vacío. Los animales le dijeron, “cualquiera que sea tu tristeza, nosotros podemos ayudarte, pídenos lo que quieras”.
El hombre levantó la mirada y dijo, “quisiera ver mejor, ayúdenme a conseguir unos buenos ojos.” El buitre le dijo,...