Por Raúl E. Tamayo Gaviria
Un entierro va por la calle del Medio, en Santa Fe de Antioquia, con tres padres revestidos y los monaguillos voliando incienso. Los curas rezan en latín, como era la usanza antes del Concilio Vaticano y dos campesinos, amigos del difunto Pango, conversan en la esquina de las Mimías, donde hoy está el restaurante Portón del Parque, y uno comenta:
--Pobre Pango, no entendió español en vida, qué va a entender latín después de muerto.
--No compa, los curas no le están hablando a Pango, sino rezándole a Mi Dios.
Más o menos así era la historia del doctor Fernando Gómez Martínez en su libro Recuerdos, y hoy la traigo aquí, para comentar lo que le escuché a mi amigo Norman Correa en el programa de Roger Gómez, Sinergia Informativa, en Teleantioquia.
Que ni el gobierno nacional, ni los gobiernos del Chocó, ni el de Antioquia le ayudan a los habitantes de Bajirá, corregimiento que fue de Mutatá, y los que fueron poblaciones de Turbo: Blanquicet, Macondo y Nuevo Oriente.
Dijo también el exdiputado Correa, que Chocó no le cumple a Bajirá y compañía porque no tiene recursos y Antioquia no puede ayudarles porque según el Igac, ya no pertenecen a este departamento y hacer cualquier inversión en esos territorios, sería considerado un peculado.
Esos territorios a los que Antioquia siempre atendió con premura y cariño, fueron preferidos por los antioqueños, especialmente los que estamos vinculados a Urabá. Bajirá fue el corregimiento preferido por los alcaldes y concejales de Mutatá. Los mejores colegios, centros de salud, canchas, construcción y pavimentación de vías y calles, la energía de EPM y el acueducto, fueron para Bajirá. Hasta el punto de hacer sentir celos a los otros corregimientos. Lo mismo fue el municipio de Turbo, hoy Distrito Portuario con sus corregimientos de Blanquicet, Macondo y Nuevo Oriente.
Por culpa del anterior gobierno y la ignorancia y malicia de unos funcionarios del Igac y políticos seguidores del senador Cristo, Antioquia perdió un territorio muy apreciado.
Pero ojo, que propiciar movimientos separatistas en una región que ha sido la privilegiada, primero por el Creador que le dio esa belleza del mar Caribe y esa vegetación exuberante y generosa y por los gobiernos desde el general Reyes que llegó a caballo hasta el mar, y todos los gobernadores de Antioquia, hasta el actual, pasando por Fernando Gómez Martínez, su hijo Juan y el actual, el suspendido, Aníbal Gaviria. Cuando estamos a punto de estrenar una autopista que acortó la vía al mar y terminar tres puertos en el golfo, sería el crimen de ingratitud más grande con Antioquia. Solo miren a Bajirá sin Antioquia.
Ñapa: La Minga indígena, es un arma utilizada por los insurgentes narcotraficantes de las disidentes Farc y el Eln, para hacerle daño al gobierno constitucional, legítimo y democrático que lo está haciendo bien, a pesar de la cruel pandemia que nos azota. Solo la cobardía de los insurgentes y la maldad de los dirigentes indígenas liderados por el indio senador Feliciano Valencia, pueden sacar partido en esta calamidad.