En Colombia todos somos poetas; o por los menos, eso se puede decir de los que pertenecemos a las generaciones mayores; aunque, con gran satisfacción, cada vez oigo y leo a más poetas jóvenes, como María Gómez, que están ganando premios y prestigio a nivel nacional e internacional.
Aquí todos fuimos arrullados por poesías convertidas en canciones de cuna. Luego, en nuestros primeros años aprendimos a pronunciar la r con las rimas de Pombo, como: “El hijo de rana, Rin Rin renacuajo”, o con “La gata candonga mirringa mirronga” y coreando sin cesar, a toda velocidad, algunos de esos versos transformados en divertidos trabalenguas como “R con R cigarro, R con R barril...”.
Y, fue así como la rima, el ritmo y la musicalidad de la poesía se fueron...