Cuentan con sorna que el primer turista fue un tal Cristóbal Colón, que rondando aquel 1492 le fue con el cuento a la Reina Isabel de Castilla de una ruta más corta que la portuguesa para arribar a las Indias. En su afán por buscarse unas vacaciones pagadas, el genovés se cameló a la Soberana para que le financiase la aventura y, tras lograrlo, enroló con la ayuda de los hermanos Pinzón a una tripulación cargada de héroes y buscafortunas por igual. Es de suponer que todos ellos fueran solteros porque de lo contrario habrían tenido que escuchar de sus esposas comentarios del tipo: “¿Y por qué tienes que ir tú, no pueden mandar a otro? ¿Qué, eres el más tonto? ¡No conocés ni a mi familia y vas a descubrir un nuevo mundo! ¿Y sólo van a viajar hombres?...