Por Iván Krastev
Cuando George Kennan escribió su famoso “Telegrama Largo” en 1946 al secretario de Estado James F. Byrnes, el cual sentó las bases para la política de contención americana contra la Unión Soviética, mencionó a Josef Stalin solamente tres veces, a pesar de que en ese entonces el líder ruso manejaba a su país como un emperador.
Siete décadas después y el actual heredero de Stalin, Vladimir V. Putin, tiene su nombre plasmado en casi cada página de los innumerables memorandos y papeles que luchan por entender la mentalidad que motiva el comportamiento estratégico de Rusia. Entender a Putin, se cree, es entender a Rusia.
¿Pero esto es realmente acertado?
En los días pesados de la Guerra Fría, los americanos solían mirar la toma de...