Hacia el año 2007 el entonces alcalde de la ciudad libró un tozudo debate con la comunidad y, tras imponer sus caprichosas ideas, dispuso la construcción de 208 pirámides de adoquines llenas de colores que engalanaron el separador de la Avenida Oriental en el centro de la Ciudad, luego de cortar buena parte de los árboles allí existentes; ese superfluo gasto de 970 millones de pesos se justificó, una y otra vez, con el argumento según el cual esa obra era necesaria para disciplinar a miles de ciudadanos en el uso de las cebras peatonales.
Ahora, con el embaucador lema según el cual “Medellín tiene que ser un jardín para la gente” y de la mano del proyecto denominado “una Medellín verde para vos” (creación de cegarras publicistas que, en vez...