Claro que todo puede cambiar: porque cada uno puede influir para bien o para mal en el pedacito de mundo que ocupa. Cada uno tiene la posibilidad de volverse un estorbo o una bendición para sus allegados. Los esposos entre sí pueden trabajar diariamente en una vida de pareja armónica. Lo mismo aplica para los hijos, los vecinos, los peatones, los conductores, los empleados públicos, los empresarios, los estudiantes, los profesores y un larguísimo etc. Es una decisión de vida.
El mundo puede cambiar porque cada uno puede cambiar. Por eso somos humanos: porque tenemos la libertad para mejorar lo que tenemos, lo que heredamos y lo que somos. En este tiempo de reflexión cada uno puede examinar si su modo de vida es un estorbo o un aporte positivo...