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No sobra recordarles a los líderes políticos, que la única razón por la cual existen las autoridades, los cargos públicos y en últimas el Estado, es para proteger a todas las personas en su vida, honra y bienes.
Por Juan Carlos Manrique - jcmanriq@gmail.com
La campaña política es el estado natural y permanente de la mayoría de los políticos, incluso cuando desempeñan cargos públicos. Anuncios y promesas. Estamos oficialmente en una nueva campaña política, una de nuestras tradiciones más emblemáticas que definen nuestra cultura.
No sobra recordarles a los líderes políticos, que la única razón por la cual existen las autoridades, los cargos públicos y en últimas el Estado, es para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra y bienes.
Respecto a la vida, hace siglos las cifras se volvieron paisaje: 13.896 asesinatos en 2022, más de 92 líderes sociales asesinados en el primer semestre de 2023. Cada día son asesinadas entre 2 y 4 personas por robarles cualquier cosa, ya sea un celular, una bicicleta, una camisa o veinte mil pesos. Nuestra tasa de homicidios es superada en la región solo por el grupo de Venezuela y Honduras. Nosotros estamos en el grupo dos del lote con Ecuador, México y Belice.
Respecto a la honra, acá quiero hace una reflexión muy puntual, que demuestra cómo desde las mismas autoridades, la honra de los ciudadanos es algo banal. Aplaudo los esfuerzos de la Fiscalía por combatir todos los delitos. Y además qué bueno que la Fiscalía enfrente, entre otros, a los hampones de la política y sus cómplices del sector privado. Todo lo que ha descubierto la Fiscalía entorno al caso Odebrecht es triste y refleja hasta dónde llegan los ambiciosos sin ética. Todo lo descubierto por la Fiscalía entorno a la financiación de las campañas, igualmente merece el respaldo. Eso no está en discusión. Lo que sí está en discusión es la manera.
Sigo sin entender cuáles fueron las verdaderas intenciones que tuvo la Fiscalía para denominar públicamente la investigación sobre Nicolás Petro, como el expediente Fasad, palabra árabe que, según el fiscal Burgos, significa corrupción. Claramente la comunidad árabe está absolutamente inconforme y con toda la razón. Con bombos y platillos apareció un gráfico con la foto de 26 personas relacionadas con este expediente. En el imaginario público estas 26 personas, todas sin excepción, hacen parte del entramado criminal. Todas sin excepción quedarán para siempre en dicho gráfico, así sean inocentes. ¿Dónde queda su honra?
Y respecto a los bienes, los niveles de inseguridad son asfixiantes. El problema está sobre diagnosticado. Sin embargo, las autoridades recomiendan, como su gran aporte, aplicar el principio filosófico: No dar papaya. Recomiendan no hablar por celular en la calle, no usar bicicleta o si se usa es bajo la responsabilidad de cada usuario. O los más creativos e innovadores, recomiendan vender la bicicleta antes de que se la roben. Los alcaldes y alcaldesas miran para otro lado. Los que prometieron que serían los primeros policías en sus ciudades, ya no se acuerdan de dicho compromiso.
Normalizamos hace mucho tiempo que la protección de la vida, la honra y los bienes es una protección platónica. Es solo una simple ilusión. Está en el metaverso. O ni siquiera. Así las cosas, es mejor vender la bicicleta.