Con frecuencia refrescante se reactivan en Antioquia ideas y consignas de regionalización y federalismo, afines pero no iguales y sin embargo representativas de un sentimiento de independencia que siempre ha estado ahí en el espíritu de la gente, por encima de simpatías y denominaciones políticas. Hace unos días volvió a hablarse de cómo convendría retomar el nombre de Estado Soberano. Tales creencias no han prosperado, han pasado como ráfagas por la historia, pero tienen su razón de ser, su justificación, en el malestar acentuado por el aborrecible y aborrecido centralismo que se manifiesta en gran parte de las acciones y omisiones del poder capital.
El agudo comentarista Alberto Velásquez Martínez citó la semana pasada, en su Escotilla, dos...