La velada debió ser amena. Solo dos personas: Stefan Jansson, científico sueco especialista en plantas, y su invitado Gustaf Klarin, conductor de un programa radial sobre jardinería en Radio Suecia.
¿La comida? Unos deliciosos tallarines con unas hojas de repollo. ¿Y? Fueron producidas con lo que se conoce vulgarmente como tijeras genéticas: CRISPR-Cas9.
Que se sepa, la primera cena con un producto obtenido con la técnica, que para resumir consiste en cortar un elemento X del genoma.
No es un organismo modificado genéticamente porque no se le agrega ningún gen que no contuviera. Y por eso el cultivo recibió visto bueno.
Incluso se dice que un científico norteamericano ha comido los hongos que produce así en su laboratorio.
Seguro que aquella cena...