De los mensajes, videos o imágenes que me llegan por las redes sociales, muy pocos abro. Más de la mitad son basura. Pero recibí una imagen con Eduardo Galeano, a quien tanto admiro, que iba al hilo de una idea que me ronda de tiempo atrás. La imagen del escritor uruguayo estaba acompañada de este texto: “Estamos en plena cultura del envase. El contrato del matrimonio importa más que el amor, el funeral más que el muerto, la ropa más que el cuerpo, y la misa más que Dios. La cultura del envase desprecia los contenidos”.
A comienzos del año 2001 tuve el privilegio de asistir a una exhibición de violines Stradivarius y Guarnerius en el Palau de la Música de Valencia, España. Sus constructores, de Cremona -Italia-, murieron con las fórmulas de las...