<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
x
language COL arrow_drop_down

Guadalupe años sin cuenta

Sigue existiendo y de manera muy marcada una actitud revanchista, vengativa, pendenciera que está muy lejos de ir en la dirección de una reconciliación como sociedad.

28 de mayo de 2023
bookmark
  • Guadalupe años sin cuenta

Por Alejo Vargas Velásquez - vargasvelasquezalejo@gmail.com

Tuve la oportunidad en días pasados de ver nuevamente la obra de teatro Guadalupe años sin cuenta montada por el grupo Tramaluna Teatro con la dirección de la ex ministra de Cultura y gran trabajadora cultural Patricia Ariza. Y digo de nuevo, porque hace aproximadamente treinta años en el Teatro la Candelaria había visto la obra por primera vez, montada por el grupo original con la dirección del maestro Santiago García. Más allá del muy buen montaje de todos los miembros del grupo, lo que sin duda me impactó y creo que a la mayoría de los que estábamos, fue la actualidad de la historia.

Pese a que la obra se refiere al período de la violencia liberal-conservadora a mediados del siglo pasado, la búsqueda de su desmovilización en el gobierno militar del General Rojas Pinilla, el asesinato posterior a su desmovilización en las calles de Bogotá del jefe guerrillero liberal Guadalupe Salcedo y demás hechos, lo interesante y profundamente preocupante para nosotros como sociedad es que se continúan reiterando dichas condiciones. Es verdad que el conflicto armado se transforma – sus causalidades, sus actores y su entorno -, que ahora las rentas ilícitas – especialmente las ligadas al narcotráfico - son el principal motor, pero también es verdad que se mantienen actores que siguen reivindicando privilegiadamente una intencionalidad política. Nada más recordemos los cientos de asesinatos de guerrilleros de las Farc desmovilizados, los asesinatos de líderes sociales, de jóvenes y niños en las regiones donde el conflicto parece recrudecer con el retorno de la disputa de los grupos armados ilegales por establecer sus controles, las condiciones de zozobra que siguen viviendo las poblaciones en las zonas rurales de nuestro país donde los distintos grupos armados irregulares continúan imponiendo un orden despótico – por decir lo menos - y la ausencia de una política de seguridad y de presencia eficaz de la Fuerza Pública en esos territorios.

Sumado a ello sigue existiendo y de manera muy marcada una actitud revanchista, vengativa, pendenciera que está muy lejos de las condiciones mínimas que se esperarían para ir en la dirección de una reconciliación como sociedad, más bien podrían estarse echando las bases de nuevas modalidades de violencia, como ha sido común en nuestra historia política, donde lo fundamental pareciera ser en cada momento y frente a cada ciclo de violencia, cómo lograr construir una especie de ‘chivo expiatorio’ como si eso fuera suficiente para terminar con los ciclos de violencia. Razón de sobra tiene la ex ministra Patricia Ariza cuando dice que la paz no será posible si no se incorpora la dimensión cultural, sino se introducen necesarios cambios culturales y estos no se logran de un momento para otro, son producto de procesos de cambio en la dimensión de nuestra cultura.

Por ello hay que reconocer la importante tarea pedagógico-cultural que realiza este grupo de teatro, mujeres y hombres empeñados en ayudarnos a los colombianos a no olvidar esa realidad que sigue viviéndose en nuestro país, especialmente en el mundo rural, pero al mismo tiempo señalar que se requieren políticas desde el Estado que involucren a muchos más protagonistas en esta tarea. .

Sigue leyendo

Te puede Interesar

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD