Las modificaciones en las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Cuba, sucedidas en los últimos años, resultan altamente aleccionadoras para los países latinoamericanos, y particularmente para nosotros los colombianos. Desde el pasado 20 de julio ondean nuevamente las banderas en sus respectivas embajadas, vigorizando la armonía, en desmedro de controversias y amenazas.
Hoy resulta evidente que las decisiones tomadas por los Estados Unidos, hace cincuenta y cuatro años, no funcionaron, o al menos no son razonables en el mundo de hoy. Agregaría que las decisiones sobre la finalización del embargo y la devolución de los terrenos de Guantánamo, son actos esperados de justicia y democracia. Para ello será importante la continuidad de los...