Esta pregunta recoge algunos sentimientos que brotan al escuchar la Palabra de Dios, este domingo. Tanto la canción de la viña de Isaías, como el Evangelio de los viñadores homicidas, son una excelente oportunidad para reflexionar sobre uno de los contrastes más relevantes de nuestra condición humana.
Por amor; por nuestra salvación y felicidad, Dios se hace hombre en un gesto de desprendimiento de su ser, un gesto de humildad. ¡Al contrario, el hombre por su avaricia y soberbia, busca a cualquier precio y solo para sí..., hacerse Dios! Todopoderoso, dueño de todo y de todos, “libre” en la vida, pero sometido a las cosas y a todo, con una felicidad aparente; “virtual”, como casi todo y con una necesidad de posesión y consumo permanente, que lo...