He sido asaltado. Hoy mismo. En Madrid; a plena luz del día. Había decenas de testigos, pero nadie hizo nada. Lo peor es que me atracó la autoridad, nada menos que en tres ocasiones. Porque solo puede considerarse un robo a mano armada la extensión de los parquímetros y otros dispositivos de hurto al ciudadano en las grandes ciudades bajo el pretexto de que se pretende combatir la contaminación e incentivar la utilización del transporte público. Tamaña memez es un sinsentido de proporciones colosales. Porque si esa fuera la pretensión, con prohibir la circulación en toda la ciudad se acabaría el problema. Pero claro, la muchedumbre reventaría encolerizada los miles de coches oficiales que surcan cada día las calles. Este asunto me recuerda a...