Celebrando la fiesta de la Ascensión, destaquemos algunos aspectos para nuestra reflexión:
Primero. Va finalizando este tiempo pascual tan esperanzador para todos, por su vivencia gozosa y actual del resucitado. El regreso de Jesús al Padre –Ascensión- comienza a preparar el tiempo de la Iglesia, como tiempo de la comunidad que recibe al Espíritu Santo. Espíritu del Padre y del Hijo, que nos garantiza, todos los días de la vida en este mundo pasajero, nuestra orientación y camino a la verdadera vida, a la cual nos precede el resucitado con su Ascensión: Nuestra salvación.
Segundo. Debemos mirar al cielo y la tierra: estar atentos y unidos en la espera del don del Espíritu Santo. ¡Pentecostés! Es como un nuevo nacimiento al recibir al Espíritu...