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Pajaritos en la cabeza

hace 3 horas
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Por Juan David Ramírez Correa - columnasioque@gmail.com

Hay un momento extravagante de la historia de Venezuela que demuestra el nivel de absurdo al que los dictadores (Hugo Chávez y Nicolás Maduro) llevaron al país. En abril de 2013, como si hubiera sido tocado por lo divino, Maduro confesó que el espíritu de Chávez se le había aparecido en forma de “pajarito chiquitico”. El ave le silbó, él le respondió con silbidos, y ahí entendió que estaba investido para ostentar el poder.

La escena fue digna de un realismo mágico, mal digerido y el pajarito pasó a ser parte del imaginario revolucionario. El delirio, como lo llama Enrique Krauze en su ensayo El Poder y el Delirio, se volvió poder.

En Colombia aún no ha llegado un epifánico pajarito al hombro del presidente Gustavo Petro, pero en su mente ya hay muchos pajaritos alimentados con toda clase de alpiste, que le silban y le dicen de todo.

Los pájaritos que le “hablan” se ven en los trinos que publica en su cuenta de X.com. Parecen escritos por un oráculo en ayunas afanado por construir una narrativa épica llena de desinformación, errores de hecho, desviación del foco de atención, polarización discursiva y confrontación.

¿Cómo olvidar el submarino fantasma? El 6 de julio, publicó una imagen de un supuesto submarino incautado por la Armada Nacional, afirmando que contenía misiles tierra-aire Sam16, “apuntados al presidente (sic)”. Esa imagen había sido generada por inteligencia artificial. La propia red etiquetó el contenido como manipulado.

En otro trino, compartió un video de una autopista en Kansas, asegurando que era una obra de su gobierno en La Guajira. En noviembre del año pasado, compartió un video de una protesta en Barcelona de 2017, asegurando que era una marcha colombiana por el cambio climático. De nuevo, X lo corrigió, señalando que era contenido engañoso. ¿Y cómo olvidar la noche de terror que los dedos de Petro le hicieron pasar a Colombia en enero de 2025, cuando creó una crisis diplomática sin precedentes con Estados Unidos?

Estos episodios no son aislados. Petro ha tenido picos de hasta 125 trinos en un solo día y un promedio de 18 diarios, cosa que no se traduce expresamente en gobernabilidad. Al contrario, es pura incontinencia verbal. Demasiados pajaritos que alimentan el delirio.

La reacción “twittera” de Petro al Premio Nobel de Paz otorgado a María Corina Machado confirma lo que estamos hablando. Minutos después de que se conociera la noticia, publicó un mensaje en el que felicitaba a Wangari Maathai, ganadora del Nobel en 2004, junto a María Corina Machado. El problema: Maathai falleció en 2011. Ese mensaje fue interpretado como un intento de diluir el reconocimiento a Machado.

Petro no se detuvo ahí. En trinos posteriores, cuestionó el pasado político de Machado, confirmando un sesgo y la radicalización de pensamiento, porque en la cabeza de Petro hay pajaritos que le impiden reconocer que Maduro se robó las elecciones en Venezuela.

Según un informe de la consultora Shift Porter Novelli, la cuenta @gustavopetro ha creado un gran sentimiento negativo digital, lo cual ubica al mandatario como uno de los tipos más polarizantes en redes sociales. Tantos pajaritos en la cabeza le hacen confundir la historia con el algoritmo, le crean un ruido constante que le impide escuchar la realidad y cuando el poder escucha solo ese ruido, el delirio se vuelve doctrina.

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