Pico y Placa Medellín
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Medellín avanza cuando se mide sin prevención, con disposición a aprender, reconoce lo que funciona, enfrenta lo que preocupa y se une para resolver lo que falta.
Por Juliana Velásquez Rodríguez - opinion@elcolombiano.com.co
Medellín se mide, en datos y percepción. El más reciente Informe de Calidad de Vida y la Encuesta de Percepción Ciudadana, presentados por Medellín Cómo Vamos, nos ofrece una fotografía nítida de lo que somos y hacia dónde vamos. Y lo que vemos es un reflejo de creciente optimismo y desafíos que nos exigen actuar.
La buena noticia es esperanzadora: Medellín va por buen camino. El 63% de los ciudadanos cree en esta ruta, un aumento de 23 puntos porcentuales que nos llena de esperanza. Este optimismo no es una quimera; tiene raíces en una economía más fuerte que se siente en los hogares: el 41% reporta mejoras económicas personales, y nuestra ciudad ostenta una de las tasas de desocupación más bajas del país.
El dato más vibrante es el auge imparable de la diversificación económica. Los sectores cultural, creativo y turístico han tomado un protagonismo sin precedentes. La industria musical, el entretenimiento, el arte: ya no son solo expresión cultural, sino un potente motor de empleo e inversión. El sector cultural y creativo ha pasado de 60 mil a 90 mil empleos entre 2021 y 2025, demostrando que en Medellín, el talento local encuentra oportunidades reales, construyendo aquí el “sueño Medellín” que antes se buscaba afuera. Es, más que una oportunidad, una realidad económica que debemos multiplicar.
Pero esta medición, que nos muestra luces de cara al futuro; también refleja sombras, los retos que aún persisten y que nos exigen compromiso. El informe nos recuerda la creciente carga sobre las personas cuidadoras y la preocupante pobreza infantil. Nos alerta sobre el rezago escolar y la urgente necesidad de fortalecer la educación técnica y superior. Aunque celebramos la recuperación en la lucha contra el hambre - disminución en 9 puntos porcentuales-, no podemos bajar la guardia en la seguridad alimentaria. Además, la crisis del sistema de salud nacional se siente en Medellín, con un aumento en la demanda de salud mental que no logramos atender plenamente. Y en seguridad y convivencia, a pesar de mejoras puntuales, persisten focos críticos que demandan atención.
Es en este punto donde la salud fiscal de Medellín cobra una relevancia vital. Nuestra ciudad goza de una de las posiciones fiscales más sólidas del país. Esta solvencia, sumada al repunte en la imagen favorable del conglomerado público —con el Metro liderando con un 96% de favorabilidad y EPM recuperando 14 puntos de confianza— nos deja una conclusión potente: esta Alcaldía cuenta hoy con la confianza ciudadana y el presupuesto necesario para realizar inversiones transformadoras y abordar de frente esos problemas estructurales.
Y debo resaltar algo que debería ser normal, pero que hoy, luego de 4 años de oscuridad, es extraordinario: presentamos este informe a una Alcaldía que escucha. Medellín avanza cuando se mide sin prevención, con disposición a aprender, reconoce lo que funciona, enfrenta lo que preocupa y se une para resolver lo que falta.
La esperanza de un futuro mejor no es una utopía; es una hoja de ruta con datos, con el sentir de la gente y con la capacidad de acción que tenemos. Depende de nosotros, de la articulación de todos los sectores, transformar estos desafíos en oportunidades. Medellín tiene cómo responder, Es hora de aprovechar el optimismo y el buen ciclo económico para cerrar brechas y seguir construyendo esa “Ciudad Primavera” que todos anhelamos.
*Presidenta ejecutiva Proantioquia