Donald Trump se autopostuló para el Nobel de Paz por la posibilidad de acuerdos en la península de Corea y la idea de acabar con el último reducto de la Guerra Fría. Lo pidió, entre los gritos de sus seguidores que aplauden todo sin entender nada, por un encuentro que debería darse el próximo mes con el líder norcoreano Kim Jong Un. Y anunció el cara a cara con fuegos de cohete hace unos días. Y después la semana pasada la canceló. Y luego, unas horas después, dijo que quizá el encuentro sí se realice.
Hace unos meses, cuando pronosticaba una guerra nuclear, le dijo al líder de Pyongyang que era un hombre-cohete-gordo. Después lo aplaudió por sus posturas y la intención de detener sus ensayos nucleares. Semanas después lo insultó de nuevo. Anunció...