En estos días se ha escrito mucho sobre John Rawls, celebrando los 100 años de su nacimiento y los 50 de la publicación de “Una teoría de la justicia” (TJ). Rawls fue un filósofo liberal, comprometido con la justicia social y con una concepción liberal de la educación que desarrolló mediante el concepto de la justa igualdad de oportunidades. A esto voy a referirme.
Desarrolló un importante argumento filosófico a favor de las instituciones sociales y políticas que se requieren para articular la libertad con la distribución equitativa del ingreso y la riqueza entre los individuos que participan en la cooperación social y económica.
En TJ rechazó la idea de una distribución igual de las riquezas, propuesta por algunos socialistas. Impugnó el argumento neoliberal que objeta la justicia distributiva y propuso mediante el principio de la diferencia que la sociedad aumente la parte de la riqueza social que se destina a los más pobres.
Esto se articula con la idea de la justa igualdad de oportunidades, la cual impone a la sociedad un deber positivo de ofrecer oportunidades educativas para que quienes tengan talentos similares, pero en posición social desventajosa, puedan competir en términos equitativos con los individuos con mayores riquezas y privilegios.
En Colombia millones de mujeres y hombres padecen una situación de desigualdad estructural derivada de la pobreza extrema en la que viven. El problema es muy grave en las grandes ciudades en las que hay barrios enteros poblados por personas en condiciones de pobreza más o menos extrema. “La nueva metodología del Dane para el cálculo de las líneas de pobreza dice que en 2019 había casi 17,5 millones de pobres, 35,7 % de la población. Algunos expertos estiman que, por cuenta de la pandemia y las medidas de confinamiento, esta cifra podría llegar ahora a 24 millones” (Uribe M.). Para un niño nacido en uno de estos barrios extremadamente pobres resulta casi imposible superar su condición de pobreza, así como fue imposible para sus padres o para sus abuelos.
La idea de Rawls es que frente a la diferencia de bienes, riquezas y la profunda desigualdad que existe en muchas sociedades, es necesario asegurar las condiciones para proporcionar el valor equitativo de las libertades civiles y políticas y para imponer límites a la concentración de la riqueza y así garantizar una justa igualdad de oportunidades.
“Aquellos con habilidades y capacidades similares deben tener las mismas oportunidades”, escribe Rawls. La desventaja social debe ser corregida mediante el ofrecimiento de oportunidades educativas para que quienes tengan talentos comparables, pero afectados por su posición social, de género, racial, puedan concurrir en términos equitativos con los demás miembros de la sociedad.
Sus escritos sugieren un sistema educativo financiado y regulado públicamente, aunque acepta que haya educación privada. En suma, sus ideas básicas son: el financiamiento público de la educación es un requisito para la justa igualdad de oportunidades; y las expectativas de quienes tengan las mismas capacidades y aspiraciones no deberían verse afectadas por su posición social, de género, raza, etc.