Las armas más peligrosas de los delincuentes son la incompetencia y la complicidad de gobiernos y sus aliados en procesos de impunidad extorsiva que llaman paz.
Las aterradoras imágenes de niños sirios intentando desesperadamente llenar de aire sus pulmones luego del ataque con gas nervioso al pueblo de Khan Shaykhun es otra prueba, como si no hubiese suficientes, que con asesinos no se negocia. El presidente Obama, como otro menos santo, que cree que los malditos dejan de serlo porque se les conceden sus deseos, no sé cómo puede conciliar el sueño al comprobar, con la vida de los hijos de otros, que confiar en perversos es una manifestación de ineptitud y complicidad.
En 2013 luego de no cumplir su palabra de tomar represalias si el tirano Al...