El Evangelio del domingo es la parábola del hijo malo que obligó a que le adelantaran la supuesta herencia y después de muchas fechorías regresó a casa y fue perdonado por el papá que tenía otro hijo bueno que se llenó furia porque recibieron con júbilo al bandido.
El hijo correcto que cuidaba los bienes familiares cultivó una tremenda rabia contra el facineroso que se apropió del dinero del hogar, extorsionó con el cuento de la herencia, y financió así las barbaridades que la parábola deja a nuestra imaginación: despilfarros, robos, abusos de mujeres, homicidios si quieren, y destrucción del buen nombre de la familia.
Por eso el bueno estalla en indignación al ver que su papá recibe al perverso y antes de oírle pedir perdón lo abraza entrañablemente,...