Se mueve la política. Inevitable en estos meses preelectorales.
Los hechos muestran, en casi todo, lo previsto: la izquierda, la light y la radical, terminará toda unida. Para empezar, Fajardo, que tenía por bandera de navegación no asumir posiciones ni partido, optó por quitarse la careta: armó una alianza con el Polo y en el Polo con socialistas demócratas como Jorge Robledo y con extremistas, afectos a las Farc, como Iván Cepeda.
Imagino el desconcierto que se vivirá en estos momentos entre aquellos empresarios que en su momento decidieron auspiciarlo. Porque por mucho que Fajardo pueda estar lejos de la acción violenta de la guerrilla de la que tan cerca ha estado Cepeda, no hay duda de que el planteamiento económico de Robledo es contrario...