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“La pena constituye, de este modo, una retribución que la sociedad impone por el mal causado de modo que: a mayor mal, mayor culpabilidad, y por lo tanto mayor castigo merece el culpable”. Mario Garrido Montt. Abogado y presidente de la Corte Suprema de Chile.
Luego de la desaparición del aterrador dictador Idi Amin, en 1980 se desató una disputa por el poder en Uganda entre los seguidores de Milton Obote y Yowueri Musevini, quien finalmente tomó el poder e inició una bestial persecución de sus rivales, provocando la formación de varios grupos rebeldes como el “Ejército de Resistencia del Señor”, LRA por sus siglas en inglés. Dicho grupo fue fundado y comandado por un depravado y desquiciado sujeto, Joseph Kony, quien dirigía con bestialidad y supuestos poderes divinos autoasignados. La crueldad de este “profeta” y de su grupo haría temblar de pánico a Lucifer.
Dominic Ongwen, con apenas 9 años, fue reclutado forzosamente por el LRA con el resto de sus compañeros de escuela mientras lo obligaron a ver como a otro secuestrado que había intentado escapar "le golpearon la cabeza con el lado romo del hacha hasta que su cerebro ya no existía". El LRA secuestraba niños por que resultaban más “maleables”, no había que pagarles y desertaban menos. ¿Se les parece a algunos delincuentes de este país ahora honorables congresistas?
Ongwen terminó convirtiéndose en uno de los lugartenientes de Kony y su crueldad no fue menor que la de su jefe, al que sirvió con un salvajismo indecible durante 27 años antes de desertar en 2014. En esos años, cuando el LRA se veía debilitado, se refugiaba en Sudán en donde el dictador Umar Al-Bashir les permitía establecer campamentos desde donde seguían secuestrando niños en Uganda. ¿Se les parece a algunos delincuentes de este país ahora impunes y a sus socios de Venezuela y Ecuador?
Como él mismo decía, “ir a trabajar” consistía en “asesinar a todo lo que vean”. Una de sus víctimas relata que fue violada cuando tenía 10 años por Ongwen, luego de ser golpeada diariamente durante una semana por sus guardaespaldas. ¿Se les parece a algunos delincuentes de este país que ahora dictan leyes?
Ongwen fue capturado y acusado de 70 cargos de crímenes de guerra y lesa humanidad, entre ellos: asesinato, tortura, robo, secuestro de niños y adultos, delitos contra la dignidad humana, violación y esclavitud de mujeres y niñas. ¿Se les parece a algunos nuevos legisladores de este país? La lectura de sus cargos en el Tribunal de la Haya demoró 26 minutos. Hace unas semanas, aunque su abogado intentó liberarlo por supuestos “trastornos mentales”, fue declarado culpable de 61 cargos y se espera que su pena sea de al menos 30 años.
Cuando en las próximas semanas, la JEC, jurisdicción exculpadora de criminales, anuncie las penas irrisorias que les impondrán a los cabecillas del “otrora” cartel narcoterrorista, veremos que en eso no se parecerán en nada a Ongwen
