Lo más preocupante del primer debate de los principales aspirantes republicanos no fueron las declaraciones escandalosas de Donald Trump sobre México y los mexicanos, sino el hecho de que ninguno de sus nueve contendientes tuvo el valor de confrontarlo con argumentos contundentes en defensa de los inmigrantes y en contra del racismo.
Incluso el exgobernador de la Florida, Jeb Bush, y el senador Marco Rubio, parecían esforzarse por no desafiar demasiado enérgicamente la demagogia populista de Trump, que culpa a la inmigración ilegal y a México de gran parte de los males de Estados Unidos.
Trump repitió sus afirmaciones anteriores de que Estados Unidos está siendo inundado con inmigrantes indocumentados, y que México está enviando a narcotraficantes,...