Hace unos meses tuve una inteligente estudiante, de las que hacen el oficio de enseñar un placer y privilegio. Siempre atenta, no solo para tomar notas, a mano, como está comprobado que desarrolla muchas veces mejor comprensión que quienes las toman en portátiles, sino que simultáneamente contrastaba con su experiencia y conocimiento y preguntaba para consolidar algo o refutarlo.
En una discusión sobre el futuro de las organizaciones en el entorno cada vez más incierto, azaroso y cambiante, tanto...