Cuando pequeño, apenas iniciando mis años de estudios primarios, mi papá, a pesar de su pobreza, me daba unas monedas para ir al cine. Me gustaban las películas de ficción de aquellas épocas que se limitaban a La Máquina del Tiempo. Esta era un pequeño cubículo donde se metía el protagonista, salía humo por todas partes y el artista principal aparecía en otra época de la historia de la humanidad.
Con esa máquina pudimos ver muchas de las historias de guerras en este mundo. Nos trasladaban, junto con el artista, a la época cruel de Nerón en la Roma Imperial. Veíamos a los cristianos sacrificados por los leones en el Coliseo Romano. Nerón disfrutaba de esa carnicería. Nos mostraban a los cristianos más fuertes peleando por sobrevivir en los enfrentamientos...