Meter la pata ocasionalmente es una condición de los seres humanos, meterla con alguna frecuencia es señal de irreflexión frecuente, pero hacerlo en muchas oportunidades y en materia grave es en verdad, el peor síntoma para un mandatario que, supuestamente, estudió lo suficiente en universidades de prestigio para conseguir los títulos que le dan méritos para llegar a esa dignidad.
Hay maburradas que son tolerables en los conductores de buses que llegan a las altas dignidades que entrega la democracia, para ellos es muy complicado comer alpiste cuando fueron alimentados con carroña, de ahí esos desaguisados frecuentes y en ocasiones hasta motivos de risa universal. De hecho, esos personajes salen con tantas tonterías que quienes se ven afectados...